SEAF

Sociedad Española de Antropología Física

ANTONIO MARTÍNEZ FUENTES IN MEMORIAM

En enero de 2020, la SEAF recibió la triste noticia de la muerte del Doctor Antonio Julián Martínez Fuentes, Profesor Titular e investigador de Mérito de la Universidad de La Habana, un pilar básico de la Antropología Física cubana de los últimos cincuenta años y un amigo entrañable para sus colegas españoles.

Nació en 1944 en Ranchuelo, una ciudad de la provincia de Villa Clara, en el epicentro de la Revolución que triunfó en 1959. Ahí comenzó una etapa de actividades y compromiso político que se acrecentaron cuando se trasladó a La Habana para cursar sus estudios de Biología y han continuado durante toda su vida.

Ya con el título de Licenciado, que consiguió en 1969, realizó una estancia de dos años en la Universidad Libre de Bruselas para especializarse en Antropología Física, campo este que le apasionó desde el primer momento y al que dedicó sus actividades durante toda su vida académica e investigadora.  Profesor Auxiliar de Antropología en 1977, hizo varias estancias en Moscú para la preparación de su Tesis Doctoral y en 1982 obtuvo el grado de Doctor en Ciencias Biológicas. A continuación consiguió la categoría de Investigador Titular e Investigador de Mérito en la Universidad de La Habana.

Asimismo, trabajó durante 45 años en el Museo Antropológico Montané, del cual fue su Director desde 1976 hasta 2011.

Fue Presidente- fundador de la Sociedad Cubana de Antropología Biológica y Presidente de la Cátedra de Antropología de la Universidad de La Habana, desde su inicio en 1994 hasta su jubilación en 2014

Tutor de siete tesis doctorales y de 8 tesis de Maestría, realizó numerosas investigaciones conjuntas con los ministerios e instituciones de la Administración del Estado cubano en muy diversas facetas y terrenos de aplicación de la Antropología Física, desde la epidemiología auxológica hasta el ADNmt de poblaciones cubanas, sin olvidar la composición corporal, la ecología humana, el ciclo fértil de la mujer, la antropología biomédica o la nutrición y el envejecimiento.

Publicó 105 artículos y 6 libros. Mereció en 2017 el Premio de la Academia de Ciencias de Cuba, así como el Premio Especial del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente cubano.

En 1988, organizó el Primer Simposio de Antropología Física “Luís Montané”. Con ese nombre se celebraron once y luego se llamó Convención Internacional de Antropología “Anthropos”. El próximo, para el que había sido designado Presidente de Honor, se celebrará en marzo de 2020.

Por sus relaciones internacionales con los más prestigiosos académicos foráneos, realizó proyectos conjuntos con universidades de Bruselas,  Moscú, Autónoma de Madrid, Autónoma de México, Universidad de Guadalajara, Universidad de Yucatán,  Universidad de Oviedo, Universidad Estadual  de Campinas (Brasil), Universidad del Sur de la Florida, Universidad Pompeu Fabra, Universidad Complutense de Madrid, Universidad Central de Venezuela, Universidad Nacional de Jujuy , Universidad de Granada y Universidad de Winnipeg

Todos recordamos sus series de artículos de diverso contenido con el nombre de “Antropológicas”,  que inició en su juventud en el periódico Juventud Rebelde.

Las investigaciones que hizo durante su vida sirvieron para tener un mejor conocimiento del desarrollo biológico, crecimiento, maduración, envejecimiento y  estado nutricional de la población cubana, latinoamericana y de varios países europeos

Su prestigio académico le permitió acceder como miembro a diversas corporaciones científicas : Sociedad Mexicana de Antropología Biológica,  Sociedad Española de Antropología Física, Asociación Europea de Antropología, Asociación Latinoamericana de Antropología Sociedad para el estudio de la Biología Humana. Sociedad Cubana de Antropología Biológica y Sociedad Cubana de Genética Humana.

Fue miembro del Consejo Científico de la Facultad de Biología y  de la Universidad de La Habana, miembro Permanente del Consejo Científico Asesor del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana, miembro del Consejo Científico del Instituto Cubano de Antropología (CITMA), miembro permanente del Consejo de Ciencia y Técnica del Órgano de Integración para el Bienestar Social (MININT), miembro del ejecutivo de la Comisión Permanente José Antonio Aponte contra el Racismo y la Discriminación Racial  de la UNEAC, coordinador de la Red Antropológica Interuniversitaria de Cuba, coordinador de la Red Latinoamericana y Caribeña de Antropología del Envejecimiento, miembro de la Red Cubana para el Estudio de la Población y Colaborador del Centro Nacional de Genética Médica.

Pero por encima de tantos y tantos méritos que es imposible resumir aquí, destaca de manera sobresaliente su calidad humana. Fue compañero de todos sin excepción y jamás hizo valer su categoría y su prestigio ante nadie, ya fuese un estudiante que comenzaba o un profesor del más alto nivel.

Visitó con mucha frecuencia España y aunque tenía fuertes lazos de trabajo y amistad personales con la mayoría de los antropólogos españoles, estaba unido de manera especial a la Universidad Autónoma de Madrid a través de la profesora Consuelo Prado,  con quien compartió muchos proyectos, muchas ilusiones y muchas horas de trabajo. Esa relación se afianzó todavía más cuando se incorporó a la Autónoma su discípula cubana Margarita Carmenate.  Durante los últimos años de actividad académica en Cuba, ella se encargó de toda la actividad del Departamento de Antropología de La Habana y fue continuadora de su labor.

Participó en cursos de verano y en la docencia reglada de Antropología Física en la Universidad de Granada durante cinco años consecutivos y dejó una huella inolvidable de honestidad como ejemplo para todos.

Hoy, además de sentirnos unidos a su esposa Marta y a sus hijos Mabel y Javier, los antropólogos españoles añoramos a nuestro referente cubano que, aquí o allí en su tierra, marcó un camino para muchos investigadores.

Ya no podremos compartir esos ratos de charla con Antonio, siempre tan llenos de su sentido del humor mezclado con el rigor, ni lo veremos con sus brazos cruzados y su eterno maletín lleno de medicinas, pero queda entre nosotros el recuerdo de ese hombre de bien y antropólogo destacado.

Descanse en paz.